viernes, 29 de mayo de 2009

La crisis dispara el número de familias que necesitan recurrir al Banco de Alimentos de Gipuzkoa

Con su labor voluntaria y desinteresada, las quince personas que dedican su tiempo libre a colaborar en el Banco de Alimentos de Gipuzkoa (BAG) llevan más de una década repartiendo comida entre los más necesitados del territorio. Hoy, sumidos en plena catástrofe económica mundial, su trabajo cobra, si cabe, una mayor importancia para la sociedad.

Noticias de Gipuzkoa. Donostia.

El año pasado, más de 12.500 personas tuvieron algo que llevarse a la boca gracias a esta asociación, dedicada a la recolecta y distribución de víveres de forma gratuita, según explica el director de BAG, Juan Mari Garitano. José Ignacio Sánchez, voluntario de este colectivo desde hace tres años, añade además que la cifra de beneficiarios va en aumento: a fecha de 30 de abril de 2009, el reparto de raciones ascendía a 60 toneladas, de manera que se ha incrementado ya en un 30% respecto al ejercicio anterior y las previsiones indican que el volumen irá subiendo. Porque la crisis no perdona y, el hambre, tampoco.

De hecho, la cantidad de alimentos distribuidos, que no ha dejado de crecer desde el año 1998, alcanzó en 2008 la cifra de 584.200 kilos, un total que triplica los resultados de hace un lustro.

Todos estos víveres no perecederos se almacenan en la sede de la entidad, que está ubicada en el polígono industrial Lanbarren de Oiartzun, en un pabellón de 350 metros cuadrados. Desde allí, BAG suministra a las entidades benéficas de todo el territorio que solicitan alimentos para los necesitados, "que cada vez son más", apunta Sánchez, y alerta: "El aumento de la demanda que se está dando en los últimos tiempos es muy grande".

familias de clase media El contexto financiero y el desempleo, además, han hecho surgir un nuevo perfil de cliente del Banco de Alimentos, alejado de los colectivos que habitualmente han sido demandantes de este servicio, como, por ejemplo, las asociaciones de inmigrantes.

Así, familias guipuzcoanas que hasta hace un par de años pertenecían a "un estrato social medio" y nunca se habían visto obligados a pedir para comer, ahora precisan de ella, según apunta Sánchez. Por ello, "y aunque les da mucha vergüenza", no les queda más remedio que acudir a pedir ayuda a recursos municipales o benéficos, añade.

El vicepresidente de la asociación, Javier Sáenz, corrobora esta realidad: "Lo hemos notado mucho en Donostia, por ejemplo. Por medio del Ayuntamiento se nos están pidiendo bastantes alimentos. Mientras que antes se daban tres, cuatro o cinco casos de familias necesitadas, ahora son 20 ó 30 hogares los que tienen que recurrir a la caridad".

Es la sección de Bienestar Social del Consistorio la que se encarga de distribuir los alimentos que le lleva el BAG y la que acredita que los perceptores tienen una verdadera necesidad, al igual que ocurre con las otras 145 entidades a las que atiende esta asociación, entre las que figuran residencias de ancianos, parroquias, colegios, comedores sociales, entidades religiosas, benéficas...

empresas y particulares Las donaciones actuales proceden, en su mayor parte, de productoras de alimentos que colaboran de forma habitual -Zahor, que aporta chocolate o Interal, que regala sopas- o puntual -a través de campañas específicas- y hacen llegar al BAG sus productos excedentarios de forma gratuita e, incluso, libre de los costes del transporte. "Son alimentos perfectamente consumibles pero no comercializables por su próxima fecha de caducidad o por algún defecto en el envasado", precisa Sáenz.

El Banco de Alimentos también recibe ayuda de particulares y de ciudadanos, que regalan parte de su compra a la causa depositándola en los puntos de recogida habilitados en grandes superficies. Los supermercados, además, aportan a la asociación la misma cantidad de kilos que hayan recogido a través de estas entregas voluntarias.

Sáenz destaca que, en estos tiempos de dificultades, "el que puede, ayuda de verdad" y se nota que la ciudadanía está más concienciada: "En Olaberria, en Carrefour, tuvimos la semana pasada una campaña de recogida de alimentos y, aunque temíamos que se diera una bajada de las donaciones, nos hemos sorprendido gratamente porque la gente ha respondido muy bien".

El vicepresidente recordó que los ciudadanos particulares que tengan interés en echar una mano al Banco de Alimentos de Gipuzkoa pueden hacerlo entregando "lo que buenamente puedan" en las campañas de recogida que se realizan en las grandes superficies. "Además, también pueden ponerse en contacto con el Banco y, si pueden, ayudarnos a entregar bolsas en las iniciativas que hacemos de vez en cuando", añade este voluntario, que colabora con otros catorce (casi todos jubilados) en esta actividad.

La verdadera lucha de BAG, sin embargo, es que las empresas dejen de desperdiciar: "Nos gustaría que contactaran con nosotros y nos donaran cualquier producto que vayan a desechar por tener un mínimo golpe, un error de envasado o una fecha de caducidad próxima, porque la comida no se puede tirar", concluye Sáenz.

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